¿Cuántos de nosotros no nos hemos llevado algún zarpazo que otro, bufido o manotazo de un gato al que hemos querido tocar?
Seguro que muchos. Saber cómo acariciar a un gato puede no ser tan sencillo, sobre todo para aquellas personas que no están acostumbradas a ellos o incluso para los niños. En realidad todos debemos familiarizarnos con ciertos códigos y pautas a la hora de relacionarnos con nuestros amados felinos. Por ejemplo, usar demasiada fuerza o velocidad o bien acariciarlo en el lugar equivocado podría llegar a agitarle, ocasionando que nos deje una buena mordedura o arañazo de recuerdo. Siempre es preferible dejar al gato el control de la interacción haciéndole entender que buscamos su permiso para poder tocarlo, lo que en última instancia hará que sea menos probable una respuesta negativa por su parte.
Cómo acariciar a un gato
En primer lugar es preferible dejar que el felino nos huela antes de acariciar a un gato. Para ello extenderemos una mano (o un dedo) y dejaremos que el gato tenga la oportunidad de tocarla con su nariz. Si no mostrara ningún interés en nuestra mano o sólo la mira con suspicacia hay que reconsiderar nuestra intención de tocarlo siendo preferible posponerlo un rato. Si por el contrario el gato huele nuestra mano, frota su barbilla o su cabeza con ella o bien nos roza con su cuerpo, lo más probable es que esté abierto a ser acariciado. En ese caso debemos abrir la palma de la mano y suavemente empezar a tocarlo.
Dónde acariciar a un gato
La cabeza del gato
La cabeza del gato es el mejor sitio para iniciar una interacción con el felino. Debemos tocarla ligeramente con los dedos y concentrarnos en el área entre las orejas o justo detrás de ellas. Es preferible usar las yemas de los dedos y presionar ligeramente contra el pelaje del gato. Es posible que a un gato que no conocemos le resulte molesto que les rasques de una manera que no esté acostumbrado, pero si usamos las yemas suavemente es difícil que le incomode. La mayoría de los gatos adoran que se les acaricie esta parte de la cabeza a contra pelo. A otros en cambio les encanta que les rasquen debajo del mentón aunque si no estás familiarizado con el gato en cuestión es preferible ir probando siempre poco a poco.
Acariciar la frente y bigote del gato le suele proporcionar placer al contener glándulas de feromonas. De esta forma una buena forma de acariciar a nuestro gato es empezar por los lados de la frente para luego pasarle la mano hasta la base de la cola y hacerlo así repetidamente. Podemos entretenernos masajeándole los músculos del cuello, apretándolos suavemente, y pasando el dorso de la mano a lo largo de un lado del rostro. Una vez que el gato ha entrado en calor se puede usar el dedo medio y el pulgar para masajearle en la base de los bigotes mientras que paralelamente se le acaricia la parte superior de la cabeza.
El lomo del gato
Otra variante consiste en acariciar el lomo del gato, desde el cuello y a lo largo de la espalda hasta la base de la cola y comenzar de nuevo. Hay que aplicarle una leve presión en un movimiento lento y continuo. No hay que tocar la cola. Si al gato le gusta lo que se está haciendo arqueará la espalda para añadir más presión a nuestra mano. Es una invitación a proseguir. A veces nos frotará su frente firmemente contra nuestra mano para animarnos a hacerlo de nuevo.
Y ¿por qué muerde el gato cuando lo acaricias?. Es preferible no cambiar la dirección, ni parar la mano en un punto a la hora de acariciar a un gato. Siempre hay que mantenerla en movimiento. Tampoco se recomienda darle palmaditas, pues muchos gatos no las toleran bien. La mayoría una vez que tienen suficiente nos lo harán notar. A veces con un manotazo, chasqueando los dientes o simplemente marchándose. Otros pueden hacernos una advertencia indolora marcándonos suavemente con sus dientes. Si el gato aplana sus orejas hacia atrás, se aparta de nuestra mano o incluso se encoge es una clara advertencia de que hay que suspender las caricias.
La panza del gato
Cuidado con acariciar la panza del gato. Cuando un gato está relajado puede rodar y exponernos su vientre. Esto no debe interpretarse como una invitación a frotarle la barriga. De hecho a la mayoría de gatos no les gusta en absoluto. Algunos gatos muy cariñosos o juguetones les gusta que les toquen pero lo interpretan como una invitación al juego duro, es decir, a luchar con garras, acaparamiento y arañazos. Él envolverá sus garras alrededor de nuestra mano o brazo, mordiéndolo y arañándolo vigorosamente con sus patas delanteras y traseras. Esto no es siempre un ataque, sino una forma de luchar (juego). Si el gato está acostumbrado, socializado y sus uñas limadas no tiene por qué hacernos daño salvo accidentalmente; sin embargo, si no se quiere correr el riesgo de cosechar un zarpazo es mejor no proseguir y dejar de acariciar al gato.
Las patas y los pies del gato
Si un gato te agarrase con sus patas quédate quieto y deja que él se desenganche solo. Si la zarandeas puede que o bien se agarre aún más, o que incluso se enganche con nuestra ropa o piel, llegándola a atravesar con sus uñas. Para evitarlo no muevas la mano sujeta y si es necesario ayúdate de la otra mano y tira de sus patas de nuevo a la hora de acariciar a un gato. La mayoría de los arañazos profundos que nos hacen los gatos no suelen ser intencionados y son fruto de enganches.
Se recomienda no jugar con los pies de un gato a menos que sepas que le gusta que se los toquen. De todas formas enseñarle a que le toquemos sus pies puede sernos de ayuda para cortarle las uñas al gato actividad que podemos acompañar de premios y de juego una vez concluyamos. Si vamos a hacerlo hemos de aproximarnos paulatinamente primero con las caricias descritas más arriba, después le tocaremos el pie con un dedo y si el gato no se opone le acariciaremos ese pie con un dedo en la dirección en que fluye la piel (de la muñeca hacia los dedos del pie). En el momento que el gato saque su pie de nuestro alcance, silbe, aplane las orejas o se aleje, deberemos parar de acariciar al gato.
Lenguaje corporal gato. ¿Cuándo podemos acariciar a un gato?
Importante conocer el lenguaje corporal de un gato. Cuando un gato choque su cabeza contra nuestra mano es una señal de que quiere ser acariciado en este momento. Si estamos ocupados se recomienda que al menos lo acariciemos una o dos veces. Sabrá entonces que le hacemos caso y le tenemos en cuenta.
Cuando un gato salta sobre nuestro regazo y se recuesta sobre nosotros no siempre quiere decir que quiera ser acariciado. Los seres humanos somos una gran fuente de calor corporal y a menudo es simplemente lo único que buscan de nosotros. Si el gato se comporta nerviosamente ante nuestras caricias, debemos parar. En general cuando se nos acercan no suele molestarles nuestras caricias puntuales o esporádicas. Si están cómodos nos dejarán sentir su ronroneo, síntoma de que es el momento de acariciar al gato.
El ronroneo de gato es un sonido o zumbido tonal que indica confianza y bienestar con el entorno. Cuando además se acompaña de golpes de cadera, se frota contra nuestras piernas o golpecitos con su cabeza significa que quiere que le manoseemos. No exageremos con las señales, pues a veces le basta con que le hagamos una caricia ligera, un golpecito o un saludo. La sonoridad de ronroneo del gato denota su nivel de felicidad. Cuanto más alto sea el ronroneo más bien se encuentra el felino en ese momento.
Un dueño de gato que sepa interpretar su idioma no experimentará nunca sorpresas desagradables con su mascota.
Cómo acariciar a un gato es un consejo para Gatos, y habla sobre Etología.