Un pueblo portugués recupera su “tradicional quema del gato”. La barbarie es típica de las celebraciones de San Juan del municipio de Vila Flor
El municipio portugués de Vila Flor, ubicado al norte del país, ha recuperado una de sus “tradiciones” más bárbaras: la de la quema del gato. El acto, que ha sido denunciado a través de distintos canales -redes sociales y medios nacionales e internacionales- y que ha suscitado la indignación de miles de personas, formaba parte de las celebraciones de las fiestas de San Juan de varias poblaciones lusas. Por fortuna, eso sí, había sido -supuestamente- abolida en el año 2008.
Sin embargo, la divulgación de un vídeo que muestra a un minino envuelto en llamas puso de manifiesto todo lo contrario. Al respecto, varias asociaciones en defensa de los animales de Portugal han denunciado esta práctica ante las correspondientes autoridades y, apenas unas horas más tarde de darse a conocer la noticia, ya se habían logrado más de 2.200 firmas para la petición oficial de extinguir esta atrocidad que, de hecho, podría constituir un delito.
A pesar de que no nos gusta entrar en detalles en este tipo de asuntos, consideramos necesario describir el salvajismo de la “ancestral costumbre” que consiste, ni más ni menos, que en meter al animalito dentro de un cántaro que, a su vez, se coloca encima de un palo forrado de paja. Cuando esta comienza a arder, el fuego quema las cuerdas que sujetan la tina, que cae al suelo y libera al gato, que huye, quemado.
Desgraciadamente y a pesar del alivio que supone la reacción de medios y entidades pro animales lusos, en nuestro país todavía contamos con “tradiciones” muy similares pues, ¿a quién no le suena el bou embolat?
La tradicional quema del gato es un consejo para , y habla sobre Noticias.