7 emergencias veterinarias frecuentes en gatos


El estado de salud de nuestros queridos peludos resulta, quizás, el aspecto más importante de su bienestar. Descubre cuáles son las emergencias más habituales en los gatos

Cuidamos su alimentación, elegimos el mejor pienso y no escatimamos en recursos; le prohibimos el acceso a determinados productos y, en definitiva, tratamos a nuestro minino con toda nuestra responsabilidad y amor. Por desgracia, no siempre es posible impedir accidentes y urgencias veterinarias. Descubre las más frecuentes y aprende a prevenirlas.

Urgencias en gatos

Intoxicaciones e ingesta de cuerpos extraños:

Es fácil que nos despistemos y que encontremos -ya demasiado tarde- a nuestro peludo zampándose una goma elástica del pelo. Tal vez este no sea el peor caso pero, cuidado, porque no solo los hilos, las lanas y cintas se encuentran entre sus ‘manjares’ preferidos sino que también adoran jugar con ciertos objetos duros como pinzas de la ropa, cuerdas y tapones que se suelen meter en la boca. Lo peor del caso es que su lengua, cubierta de una pátina de espículas -las responsables de su tacto rugoso- les impiden expulsar estos agentes externos. ¿El resultado? Obstrucciones intestinales, perforaciones y otros problemas. No esperes a que elimine de su cuerpo este ente mezclado con las heces y acude a la consulta inmediatamente.

Respecto a las intoxicaciones, suelen ser frecuentes, ya que existe un amplio abanico de plantas y medicamentos a su alcance que son venenosas. Ojito con el ibuprofeno.

Parálisis repentina:

Conocida científicamente como cardiomiopatía hipertrófica felina (CMH por sus siglas en inglés) puede provocar la formación de trombos en la arteria aorta del gato, un hecho que provocaría la paralización de los miembros traseros y una situación que debe atenderse rápido para ahorrarle a nuestro querido amigo daños permanentes.

Anomalías respiratorias:

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No son pocos los gatos asmáticos y alérgicos, así que no te la juegues y consulta a un profesional rápidamente. En el caso de los cachorros, en ciertas ocasiones un resfriado puede conllevar algunas complicaciones adicionales -olfato obstruido, deshidratación y similares-.

Caídas:

En la mayoría de casos son inevitables. Abarcan desde caídas por la ventana hasta atropellos y otras contusiones. Procura que tu gato esté ágil, acostúmbralo a los sonidos fuertes -para que no se asuste con facilidad- y mantén su peso a ralla, le ayudarán a prevenir accidentes.

Quemaduras:

Seguro que más de una vez has tenido que regañar a tu gato por subirse al banco de la cocina. Por qué extrañarnos entonces de que lo haga sobre la vitrocerámica todavía caliente. Estos casos resultan especialmente delicados. Si te resulta imposible llevarlo al veterinario inmediatamente, acude a la farmacia más cercana y compra una pomada para tratar este tipo de lesión -no importa que no se trate de un producto específico para mascotas-. Aplícasela con cuidado e intenta que se esté quieto. Descarta envolverle la pata, se quitará el apósito en dos segundos y estucará de crema toda la casa.

Agravamiento de una enfermedad crónica:

Sobre todo en los casos de diabetes -por una súbita subida o bajada del azúcar en sangre, que le ocasionará desmayos, convulsiones y otros síntomas que requerirán de asistencia veterinaria inmediata-, e insuficiencia renal.

Infecciones en el tracto urinario:

Son frecuentes entre los gatos castrados que no reciben una alimentación acorde con su estado y que tienden a desarrollar piedras en el riñón y sufren infecciones en el sistema urinario. El primer indicativo de que algo marcha mal sucede cuando el felino comienza a orinar fuera del arenero para llamar tu atención; no lo riñas y acude al especialista. Para prevenirlas, hazlo beber, decántate por la comida húmeda al menos 4 veces por semana.

Al margen de las citadas recomendaciones lo más importante es que, ante tales situaciones, mantengas la calma, no amonestes al animal ni le grites -lo único que conseguirás es estresarlo y alejarlo de ti-, y le des todo el amor y cariño del mundo mientras se recupera.

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Águeda A. Llorca Bravo
Periodista y fotógrafa

abril de 2015

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