Consejos para enfrentarnos a los ruidos de tono alto: El estrés acústicos en los perros y cómo combatirlo.
Como a los seres humanos a muchos perros les resulta molesto determinados ruidos de alta frecuencia, es decir, aquellos entre 1 kHz y 6 kHz. Otros en cambio, aquellos de gran intensidad, ruidos explosivos, ruidos de impacto y ruidos con fuerte contenido tonal les pueden llegar a asustar, aterrar o enloquecer. Cuando un perro se altera por un sonido de estas características no debe ser culpado de ello. Téngase en cuenta que su oído está preparado para captar mucho mejor que nosotros cualquier tipo de sonido, incluso los de baja frecuencia y ultrasonidos.
Por lo general los perros llorarán, se esconderán y puede que incluso busquen refugio saltando sobre su dueño y utilizando su cuerpo como escudo. Aunque en realidad son más los gatos que los perros los que suelen sufrir un mayor estrés acústico al poder oír los tonos muy altos alrededor de 1 octava por encima de aquellos (y 1,6 octavas por encima de los humanos) cualquier perro alterado por ruidos puede llegar a presentar signos evidentes de estrés acústico que se manifestarán en uno o varios de los siguientes síntomas: desde desórdenes emocionales, depresión, estrés, aumento de la presión sanguínea, respiración más acelerada de lo normal, pupilas dilatadas, incremento en la salivación, temblores, convulsiones, vómitos, cansancio repentino, espasmos a incluso un infarto con posible muerte en individuos con afectaciones coronarias (más frecuente en perros pequeños).
En general hay factores que pueden facilitar esta tendencia tales como aspectos genéticos, es decir, razas de perro que sean más sensibles al ruido dado su permanente estado de alerta lo que les predispone a futuro a un estrés acústico; o bien una socialización temprana deficiente donde no se haya trabajado este aspecto.
Los perros con miedo.
Igualmente, el estrés acústico puede derivar en fobia si además la situación (por ejemplo, explosiones por petardos) son asociadas a experiencias negativas. De esta forma, ante situaciones de pánico un perro con fobia reaccionará de múltiples maneras algunas incluso potencialmente peligrosas para nosotros ya que en estas situaciones pierden momentáneamente el control cognitivo y podrían incluso atacarnos si se sienten acorralados. Es por ello que nuestra correcta actuación resulta esencial.
¿Cuáles son los ruidos que pueden abrumar a nuestra mascota?
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Ruidos de motor.
Si tu perro de repente se pone a atacar al vacío, o adopta una actitud amenazante o simplemente huye despavorido puede tener una importante razón para ello. A menudo un sonido motorizado que a nosotros nos puede resultar molesto puede causar miedo o dolor a nuestra mascota. Aspiradoras, corta césped, motos, camiones, obras o herramientas eléctricas son los tradicionales enemigos de los perros tal y como introduce Stanley Coren en su libro “¿Sueñan los Perros? Casi Todo lo que tu perro querría contarte.”
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Cosas de la casa.
Nuestro hogar puede en ocasiones no ser un tranquilo refugio para nuestro perro. Cuando encendemos la aspiradora, lavadora o secadora o bien usamos el televisor, reproductor de música o la consola de videojuegos podemos ocasionar estrés a nuestro perro. Todos estos elementos pueden contribuir a la contaminación acústica ultrasónica interior y tienen el potencial de estresar tanto a perros y a gatos, según Vetstreet.
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Las sirenas.
Al paso de una ambulancia, coche de bomberos o de policía es habitual oír un sinfín de aullidos de muchos perros del vecindario. Son aullidos desgarradores que a menudo se han identificado con el dolor en el tímpano debido a la alta frecuencia o bien como respuesta al miedo provocado por el repentino ruido. A veces en cambio muchos perros se sientan y simplemente aúllan alegremente al paso de la sirena, casi como si nos estuvieran tratando de comunicar algo. En todo caso si tu perro es de los que aúlla al paso de la sirena deberás acostumbrarte a ello.
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Petardos y tormentas.
Este es el más terrible de los ruidos que afectan a nuestras mascotas que padecen las celebraciones de Año Nuevo, de eventos deportivos, los fuegos artificiales, las tormentas y nuestras fiestas populares. El problema de estos ruidos es su discontinuidad en el tiempo algo que impide acostumbrar a nuestra mascota.
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Otros Ruidos.
Los instrumentos musicales, los bebés que lloran, los detectores de humo, los teléfonos y otros aparatos conocidos para la producción de tonos altos también pueden ser molestos e incluso aterradores para los oídos de nuestro perro.
¿Qué podemos hacer?
Nuestro papel debe ser el de enfrentar a nuestro perro a la fobia de una manera resuelta, controlada y divertida (dándole un estímulo positivo). Existen técnicas propias de adiestradores profesionales cuya regla básica sería la de empezar con estímulos en una intensidad-aproximación baja y no aumentar la intensidad hasta que el perro no se haya habituado a la fase anterior. Con esta técnica se busca que el perro recupere el control cognitivo de la conducta en presencia del estímulo temido. Esto es más fácil que lo logremos ante los ruidos periódicos, por ejemplo, los domésticos y menos ante otros estímulos intermitentes en el tiempo como los petardos, ya que no conseguiremos que nuestra mascota se habitúe.
En todo caso, ofrecemos aquí algunas soluciones domésticas más sencillas que pueden resultarnos útiles para enfrentar el problema.
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Una correcta socialización a edad temprana.
Las fobias y miedos suelen adquirirse con el tiempo. Debemos hacer hincapié en educar a nuestro perro a los ruidos habituales de nuestra casa y lugar de residencia.
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Mostrarnos calmados.
Debemos siempre proporcionar seguridad a nuestra mascota. Si nos ponemos a gritarle en un momento de miedo el resultado será contraproducente.
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Indiferencia ante el ruido.
Si ante un petardo, taladro o sirena nos mostramos indiferentes podemos favorecer una gestión saludable a largo plazo.
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Desviar la atención.
Intentar desviar la atención de nuestra mascota ante momentos de ruido mediante el juego, escondiéndole, por ejemplo, su juguete más preciado o practicando actividades que requieran de su olfato y su concentración y que a la postre escondan premios.
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Minimizar la exposición.
Minimizar la exposición con todo y con ello aunque no tenga fobia cabe recordar que el perro puede sentir dolor ante los tonos altos. Es por ello que conviene llevarlo a dar un paseo cuando alguien tiene que tocar un instrumento musical, cerrar puertas cuando los bebés lloran o pasamos la aspiradora, cerrar ventanas cuando afuera estén cortando el césped y bajando el volumen de la música de fondo poniéndonos, por ejemplo, los auriculares.
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Nunca castigar.
Nunca castigar a un perro por una conducta de respuesta ante el miedo, pues le crearemos aún más estímulos negativos en una situación de pánico.
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No acariciarle ni consolarle.
Del mismo modo, cuando el perro manifieste miedo no debemos acariciarle, ni consolarle, ya que reforzaríamos su conducta. Esperar a que se tranquilice y premiarle en estado de calma.
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El estrés y ansiedad también pueden ser tratados con medicamentos.
En general si tu casa es excesivamente ruidosa y tu perro sufre de estrés acústico puedes adquirir feromonas como la del apaciguamiento canino, es decir, aquella secreción inodora para el olfato humano que liberan las madres para tranquilizar a sus cachorros y mantener unida a su camada. Aun así no está demostrada su influencia directa en el caso de las fobias.
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En casos extremos.
Se recomienda que ante casos extremos se enseñe a la mascota a huir hacia nosotros para evitar que salga despavorido y corra a través de las calles. Y sobre todo atar al perro en el paseo en momentos en que sepamos que pueden darse situaciones de impacto acústico (Celebraciones, riesgo de tormentas).
Perros con miedo a los ruidos fuertes es un consejo para Perros, y habla sobre Adiestramiento.