Cómo interpretar los ladridos y otros sonidos que emite mi perro. Aprende a comprender a tu can a través de su particular “lenguaje” oral
Aullidos desgarradores, gruñidos leves, ladridos secos… el repertorio de sonidos con los que se comunica un perro es amplio y variado; una colección de “señales” con la que nuestro can trata de expresar no solo sus sensaciones, sino también sus sentimientos. Aprende a desenmascarar lo que quiere decir para entender mejor a tu can.
Ladridos
Como punto de partida, nos centraremos en los tipos de ladrido que tu peludo puede emitir:
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Uno, corto y agudo: lo usan como saludo, especialmente si se produce cuando vuelves a casa.
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Corto, de tono bajo: es el que hacen servir las hembras para regañar a sus cachorros.
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Descontrolado: si tu peludo se encuentra ante un estímulo desconocido, que se le impone (por ejemplo, los cohetes y fuegos artificiales durante las Fallas y las Hogueras de San Juan) reaccionará de esta manera. Otro de los momentos en los que puede darse tienen lugar cuando deambula un extraño cerca de la casa, en cuyo caso te estará alertando de que algo fuera de lo común está pasando e intentando que se aleje.
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Entrecortado: sucede cuando se encuentran excitados, contentos, tratan de incitarte al juego, quieren salir a pasear o se están divirtiendo.
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Repetitivos e insistentes: son frecuentes en animales cazadores, entrenados como rescatistas y similares. Nos están señalando que han encontrado algo.
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Otros: es probable que, con la edad y el envejecimiento, el perro tienda a ladrar con mayor frecuencia e intensidad. Tal comportamiento responde a dos hechos de lo más sencillos: se está quedando sordo y es incapaz de modular sus ladrillos, o bien, padece alguna enfermedad como el Síndrome de Disfunción Cognitiva.
Aullidos
En términos generales, los perros aúllan (quizás su asociación más directa con los lobos) para expresar su dolor o el de otra persona que se ha lastimado. Pero existen algunos matices:
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Aullido largo y continuado: con él comunican su miedo, su dolor. Es probable que lo combinen con un ladrido a medias.
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Sinfonía de aullidos con otros perros: lo emplean para delimitar su territorio.
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Gemido de un cachorro: en señal de queja y demanda de atenciones y/o afecto.
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De imitación: lo emplean, sencillamente, con la finalidad de imitar el sonido de sirenas, el del tren, patrullas de policía, ambulancias y similares que hayan podido formar parte –o formen parte en ese instante- del ambiente. La explicación a este proceder la encontramos a su agudo oído, capaz de captar otras frecuencias.
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Otros aullidos: son muy útiles a la hora de determinar si tu perro sufre ansiedad, está asustado o presenta un cuadro depresivo.
Gruñidos
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Suave, de tono bajo: te está diciendo que te alejes, que es él el macho dominante, y que te atengas a las consecuencias. Pueden emitirlo durante el juego.
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Gruñido-ladrido: si es alto y lo dirige hacia otro animal, indica desconfianza; mientras que si resulta bajo, conlleva agresividad o llamada de atención.
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Ondulante: que cambia de tono y modulación. El can está nervioso o a punto de atacar. Ante tal circunstancia –y sobre todo si ya te está enseñando los dientes-, aléjate despacio y evita mirarle a los ojos, pues constituye todo un desafío.
En todo caso, si tu perro emite alguno de estos sonidos de manera insistente, y eres incapaz de determinar su causa, deberías acudir al especialista, no solo por una mera cuestión práctica (puedes acabar con los nervios de punta) sino también para descartar anomalías en la salud tanto mental como física de tu querido compañero.